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El mundo, en la encrucijada

 

Por Pablo García  15/08/1945

 

Al tiempo que continúan llegando noticias terribles de la Europa liberada, Estados Unidos acaba de realizar aplicar su propia “solución final” en el frente del Pacífico. Poco a poco vamos conociendo las atrocidades, que en los ya apoyados “campos de “exterminio” como Majdanek, en Polonia, donde el ejército rojo estima que han sido asesinadas un total un millón y medio de personas, según cifras de hace un año, a lo largo de esta semana pudimos comprobar como la potencia norteamericana puso en marcha toda su capacidad de aniquilación.

 

La nueva arma que el ejército de Estados Unidos ha probado sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki es la culminación de un conflicto aún activo, que pasará a la posteridad como el más atroz de la historia de la humanidad. A una Europa destruida y amenazada por la Unión Soviética, que ha extendido sus fronteras hasta Berlín, ahora hay que sumar las impredecibles consecuencias que tendrán, primero a corto, el uso de este tipo de bombas en las ciudades niponas afectadas y segundo, las implicaciones que un futuro, quizás no muy lejano, pueden tener en un hipotético nuevo conflicto.

 

La capacidad de destrucción del conocido “Proyecto Manhattan” ha quedado comprobada. Hiroshima y Nagasaki son un amasijo de fuego y escombros, tras los que descansan un número por ahora indeterminado de víctimas. Las cifras más optimistas hablan de 30.000 muertos, pero muchos expertos indican que sin duda la cifra aumentará en los próximos días, pudiendo sobre pasar las 100.000.

 

La situación en Tokio sigue siendo de desconcierto. Según fuentes internacionales, la población sigue dispuesta a defender su país hasta las últimas consecuencias. Fotos que este diario ha podido observar, procedentes de los servicios de inteligencia aliados, indican que en la capital del Imperio se aglutina una milicia que tal y como sucedió en Berlín, defenderá la ciudad casa por casa de la invasión de la Unión Soviética, la cual se lleva orquestando desde el 9 de agosto después de que el gigante comunista haya roto el pacto de neutralidad con el país nipón.

 

Aun así la respuesta oficial todavía no ha llegado. La situación en la jefatura de estado es del mismo desconcierto que en la sociedad civil. El emperador Hirohito se encuentra valorando la situación, aunque según los medios internacionales, el primer ministro japonés aconseja la salida inmediata de la guerra, mediante la firma de una paz incondicional, similar a la que firmó Alemania a principios de abril. No obstante, la facción militar, excesivamente orgullosa, parece querer seguir adelante con el conflicto, lo que ha juicio de este diario es una total temeridad, en vista de la capacidad de destrucción que estas nuevas armas han puesto sobre la palestra.

 

Ante esta disyuntiva se abren varios escenarios posibles. En el caso de que Japón se rinda, la guerra habrá tocado a su fin. Sería entonces el momento de realizar una nueva conferencia al estilo de la celebrada entre los días 17 de julio y 2 de agosto en Postsdam, para dilucidar, ahora ya de forma definitiva, el camino a seguir tras el cese definitivo de la actividad bélica.

 

En este hipotético caso, existen varios problemas. En primer lugar, habrá que evaluar cómo hacer frente a las reparaciones de guerra. Las experiencias pasadas aconsejan seguir un plan diferente al de la Paz de Versalles en 1918. Ya hemos visto qué es lo que puede suceder cuando un pueblo como el alemán se siente engañado por la Comunidad Internacional. Por otro lado cargar todo el peso de la guerra sobre el Eje podría significar la ruina económica definitiva de Alemania, Italia, Chequia, Hungría y Austria.

 

Lo que parece claro es que  Estados Unidos deberá ocupar un papel mucho más activo en este supuesto el proceso de recuperación. Que la potencia estadounidense entre en un periodo aislacionista similar al del final del conflicto de 1914-1918 puede ser fatal para el futuro del Viejo Continente.

 

Es evidente que Harry S Truman le interesa conseguir una Europa fuerte económicamente. Estados Unidos necesita socios con los que comerciar si no quiere que su economía se estanque y vuelva a entrar en una recesión de consecuencias impredecibles. En segundo, los americanos necesitan aumentar cuanto antes su influencia en Europa, después de que la Unión Soviética de Stalin iniciara un proceso de conquista imparable, que comenzó en Stalingrado y ha finalizado, por el momento, con la conquista de la mitad de la capital alemana.

 

En esta hipotética conferencia de la que hablamos, también será necesario depurar responsabilidades, unas responsabilidades que sólo va a cumplir el bando perdedor. Los campos de concentración y de exterminio del III Reich que van descubriendo los ejércitos aliados por toda la Europa Central parecen indicar que la administración Hitler llevó demasiado lejos su política antisemita. No obstante, parece poco claro que se juzguen otros crímenes como este nuevo tipo de bombardeo que nos ocupa o sobre la violación masiva de mujeres por parte del ejército soviético, algo que según reflejan las crónicas sobre el campo, parece demostrado.

 

De producirse el final del conflicto será necesario revisar la situación de las colonias de los principales imperios. Reino Unido y Francia, aún siendo vencedores de la guerra tendrán complicado mantener sus posesiones, más cuando son tan bastas territorialmente hablando como la India o el Congo. Además, los movimientos independentistas en África y Asia comienzan a ganar muchos apoyos. Lo que parece más que claro es que las posesiones de ultramar de las potencias del Eje serán bien asumidas por los vencedores, bien independientes. Preocupa la situación de Asia, donde el desmoronamiento del Imperio Japonés dará lugar a un estados débiles, demasiado cerca de la URSS.

 

Por último, en este primera opción que manejamos en el caso de Japón se rinda, será necesario una remodelación profunda del modelo de la Sociedad de Naciones. Es evidente que esta institución, nacida tras el final del conflicto de 1914, ha sido incapaz de cumplir sus objetivos fundacionales, que no eran otros que evitar que una guerra total se produjera. Esto no significa desechar las buenas intenciones que la SN tenía sobre el papel, sino crear una nueva institución con más capacidad de acción.

 

Sin embargo, como indicábamos al comienzo de esta editorial no parece nada claro que el Emperador Hirohito vaya a rendirse. La inteligencia militar señala que la población, ahora confusa por un golpe del bombardeo sobre Hiroshima y Nagasaki, se estaba preparando para recibir una invasión armada por parte de Estados Unidos de la que tenían intención de defenderse. 

 

Si finalmente el Imperio Japonés decide no rendirse, se puede dar el caso de que un conflicto que ya tiene su signo decido se eternice en el tiempo, aumentando el número de víctimas, que ya se cuenta por millones, en varios enteros. Los planes de invasión de la Unión Soviética parece que seguirán adelante y según fuentes del gobierno de los Estados Unidos, si la “Litle Boy” y la “Fat Man” no consiguen la “paz”, el país se lanzará a la invasión de Japón. Lo cuál podría ser una nueva “Batalla de Berlín”.

 

El hecho de que la guerra en el Pacífico no acabe en los próximos días podría tener también graves consecuencias sobre Europa, lastrando el proceso de recuperación del conflicto que debe iniciarse cuanto antes mejor. 

 

Reflejos de

     Guerra

 

La historia sobre Hiroshima y Nagasaki de la mano de cinco periodistas 

© 2014 por Reflejos de Guerra.

Creado por Alumnos de Periodismo Digital (UPSA)

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